Si crees que leer un libro a la semana es imposible, te tengo noticias: no solo es posible, sino que puede convertirse en un hábito natural. No se trata de ser más inteligente o tener más tiempo, sino de ajustar tu rutina para que la lectura fluya sin esfuerzo.
Aquí tienes las claves para lograrlo:
Si ves la lectura como una obligación, jamás la disfrutarás. El secreto está en leer sobre temas que realmente te interesen .
Si esperas a "tener tiempo", nunca vas a leer. Haz espacio para la lectura en tu rutina diaria. Puede ser por la mañana, después de comer o antes de dormir. Lo importante es crear el hábito.
Y no solo eso, aprovecha los descansos: si tienes unos minutos libres en el trabajo, en una fila o mientras esperas algo, en lugar de revisar el teléfono, abre un libro.
Las oportunidades para leer están en todas partes: en el transporte público, en la sala de espera, en una cola del supermercado... Si llevas un libro contigo, convertirás los tiempos muertos en momentos productivos.
Y si prefieres digital, usa un e-reader o una app en tu teléfono. Lo importante es que la lectura esté siempre a tu alcance.
No tienes que leer solo un libro hasta terminarlo. Si te gusta variar temas, ten dos o tres libros en progreso y alterna según tu estado de ánimo. Así nunca sentirás que la lectura se vuelve monótona.
Leer sin aplicar lo aprendido es como ir al gimnasio sin hacer ejercicio. Lo que lees solo tiene valor si lo pones en práctica. Usa las ideas de los libros en tu vida, reflexiona sobre ellas y transfórmalas en acción.