A veces, la vida se siente como un laberinto. Nos encontramos paralizados, sin saber qué decisión tomar, qué paso dar o cómo salir de una situación que nos atormenta .

Se trata de un acto simple, pero profundo: sentarte en silencio, despejar tu mente y preguntarte con humildad “¿Qué debo hacer ahora?”. No buscar la respuesta de manera ansiosa, sino permitir que llegue por sí sola. Y lo sorprendente es que, casi como por arte de magia, la respuesta aparece. Puede que no sea la solución definitiva a todos tus problemas, pero sí el próximo paso que debes dar.

Un solo paso puede parecer poco, pero es todo lo que necesitas para salir del estancamiento. Y cuando te sientas perdido de nuevo, puedes repetir este ejercicio, una y otra vez, avanzando paso a paso hacia el orden y el control de tu vida.

La parte difícil no es encontrar la respuesta. La verdadera dificultad es que la respuesta rara vez es la que queremos escuchar. Nos obligará a hacer aquello que hemos estado evitando por miedo, incomodidad o simple pereza. Pero ignorarla solo nos mantiene en el mismo caos de siempre.

Este ejercicio es un sacrificio. No es fácil, pero sí liberador. Te permite dejar de dar vueltas, salir del ciclo de la parálisis por análisis y tomar acción con certeza.