No Contestes Esa Llamada???

El reloj marcaba las 11:58 p.m. cuando Sofía despertó sobresaltada .

Su teléfono vibraba en la mesita de noche. Lo tomó con manos temblorosas y vio un número desconocido en la pantalla.

Dudó antes de contestar. Algo en su interior le decía que no debía hacerlo, pero la curiosidad fue más fuerte.

—¿Hola? —su voz sonó más frágil de lo que esperaba.

Al otro lado, solo se escuchaba una respiración entrecortada. Luego, una voz masculina, apenas un susurro:

—No salgas de tu habitación. No importa lo que pase, no salgas.

La llamada se cortó.

Sofía sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Se quedó inmóvil, escuchando el silencio a su alrededor. Su apartamento estaba oscuro, salvo por la tenue luz del farol de la calle que entraba por la ventana.

Respiró hondo e intentó convencerse de que solo había sido una broma. Pero entonces, lo escuchó.

Un crujido.

Vino del pasillo.

Se levantó lentamente, con el corazón latiendo a toda velocidad. Se acercó a la puerta de su habitación y apoyó el oído contra la madera. Nada.

Segundos después, otro crujido. Más cerca.

Sofía contuvo la respiración. Miró su teléfono y pensó en llamar a la policía, pero sus dedos estaban fríos, torpes.

La manija de la puerta se movió.

Un terror paralizante se apoderó de ella. Retrocedió sin hacer ruido, buscando algo con qué defenderse. Entonces, su teléfono vibró de nuevo.

Mismo número.

Lo contestó sin pensarlo.

—Te dije que no salieras —susurró la voz.

La puerta se abrió de golpe.

Y Sofía gritó.

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