Ecos del Vacío: Guardianes del Borde??

El horizonte era un abismo de luces distantes y polvo estelar. Más allá de los límites conocidos, donde la cartografía espacial se volvía incierta, flotaba la **Astralis-9**, una nave de exploración enviada para desentrañar los secretos del Borde del Universo .

**Elara Voss** ajustó su comunicador y revisó la pantalla holográfica frente a ella. Los sensores indicaban anomalías en el sector Zeta-47. No era la primera vez que detectaban algo inusual, pero esta vez, la señal tenía un patrón… como si algo intentara comunicarse.

—Aquí comandante Voss. Equipo, prepárense para una exploración de proximidad —ordenó con voz firme.

La tripulación obedeció sin cuestionar. Sabían que cualquier cosa más allá de la última estrella mapeada podía ser peligrosa.

Elara descendió en una cápsula junto con dos oficiales. A medida que se acercaban al punto de origen de la señal, la negrura del espacio se tornó inquietante. Una estructura gigantesca apareció de la nada: una nave, o lo que quedaba de ella.

—Es… antigua —murmuró uno de los oficiales, inspeccionando los restos corroídos por el tiempo.

Elara avanzó lentamente, su linterna iluminando fragmentos de metal flotando en la ingravidez. Entonces, la vio.

Una sombra se movió entre los escombros. No era un reflejo ni una falla en su visor. Algo estaba ahí.

—Contacto visual con una forma de vida desconocida —susurró, tratando de mantener la calma.

Las criaturas emergieron de la oscuridad. Sus cuerpos eran translúcidos, con venas de luz pulsando en su interior. No tenían un rostro definido, pero sus movimientos parecían calculados, como si la estuvieran analizando.

Uno de los oficiales levantó su arma, pero Elara lo detuvo.

—No dispares.

La criatura más grande extendió un apéndice hacia ella. En un instante, una ráfaga de imágenes inundó su mente: mundos perdidos, civilizaciones antiguas, un eco de voces olvidadas. Estaban atrapados en el Borde, intentando regresar…

Elara sintió un escalofrío. No eran hostiles, eran los restos de una raza extinta, atrapada entre dimensiones.

—Debemos ayudarlos —susurró, con una certeza que iba más allá de la lógica.

El oficial la miró con incredulidad.

—¿Cómo?

Elara observó la estructura dañada, su mente trabajando a toda velocidad. Tal vez, solo tal vez, había una forma de traerlos de vuelta… o de liberarlos para siempre.

Y entonces, el Borde del Universo cobró vida.

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