Yo me aferré a ti.
17 Ago, 2018
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Todos en este mundo nos hemos aferrado a algún objeto o alguna persona. Yo veía a mí alrededor que muchas personas se enamoraban demasiado con otra persona y me tocaba ver cómo sufrían cuando la otra persona se alejaba para siempre, en mi cabeza me preguntaba, será cierto que se sufre mucho por una persona? Pues en ese entonces yo no creí que alguna vez me llegara a pasar .

Mucho, demasiado tiempo después llegó una persona a mi vida, era la primera persona que me provocaba cositas en el estomago, yo no le hacía mucho caso a lo que sentía, ni si quiera me importaba, y mucho menos sabía lo que era. Mientras transcurrió el tiempo fui dándome cuenta que me estaba enamorando, pero no lo aceptaba. Pues, pasaban los días y pues cada vez me iba siendo más cercana de él, entonces existieron algunos momentos en los que empecé a sospechar que yo le gustaba (que sentía algo por mi), pero después ¡PUFF! Existían otros en los que me decían: “estás loca, no siente nada por ti, son solo amigos”.
El y yo éramos amigos (muy buenos amigos), llevábamos una amistad hermosa, pero todo eso cambió un día en el que se me ocurrió decirle a lo que sentía por él y preguntarle si sentía lo mismo; era nuestra última clase, nadie le hacía caso al profesor y hacíamos un desgorre, entonces fue ahí donde le pregunté, no se lo dije directamente, se lo escribí a puño y letra en un papel decorado; su respuesta fue: “te digo la próxima clase”. Osea, después de esa clase seguían dos días de descanso, se los juro fueron los dos días más largos, angustiados y nerviosos de mi vida. Llegó el día me dijo que sí, que él sentía lo mismo, estaba muy emocionada, pero por otra parte le dije que si nuestra relación terminaba que por favor no terminara con nuestra amistad, porque él era muy importante para mí, me prometió que nos seguiríamos hablando normal como buenos amigos. Después de ahí no sabíamos ni cómo hablarnos, ni como vernos, nos alejábamos más uno del otro, lastimosamente no funcionó como pensábamos. Y decidimos que era mejor terminar con lo nuestro y quedábamos en amigos.
Nunca más nos volvimos hablar y eso a mí me dolió, ya no poderle hablar, sufrí durante un buen tiempo, pero algo aprendí de eso que me pasó. Aprendí que: “Nunca es bueno aferrarse algo, siempre es mejor dejarlo ir”
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