Antes de la llegada de las redes sociales, la comunicación interpersonal dependía principalmente del contacto cara a cara, llamadas telefónicas o cartas, lo que fomentaba interacciones más profundas y personales. Las relaciones estaban limitadas por la proximidad geográfica, y el acceso a información sobre la vida de los demás era más privado y selectivo .

Con la aparición de plataformas como Facebook, Instagram y WhatsApp, la comunicación se volvió instantánea y global, permitiendo conectar con personas en cualquier parte del mundo en cuestión de segundos. Sin embargo, esto también llevó a una mayor exposición de la vida personal, relaciones más superficiales basadas en interacciones digitales, y una dependencia de la validación social a través de "me gusta" y comentarios. Mientras que antes las amistades y relaciones se desarrollaban principalmente en el mundo físico, hoy en día muchas conexiones se construyen y mantienen en el ámbito digital, lo que ha transformado profundamente la dinámica de las relaciones personales.