En un mundo donde el capitalismo ha encontrado una mina de oro en la industria del cuidado personal, las redes sociales están llenas de rutinas de skincare con decenas de productos carísimos. Lo preocupante no es solo el gasto innecesario, sino que cada vez más niñas y adolescentes están cayendo en esta obsesión por la piel perfecta y la juventud eterna.
El fenómeno de las Sephora Kids es prueba de ello: niñas de 11, 12 o 13 años comprando cremas antiedad y sueros con ingredientes que ni siquiera necesitan .
Las influencers de belleza juegan un papel clave en esta ola de hiperconsumo. Aunque no tienen toda la culpa, saben perfectamente quién es su audiencia y cómo sus recomendaciones influyen en niñas que sienten que su valor depende de un blush de 800 pesos.
? Pero el problema va más allá del marketing. Es el sistema capitalista el que explota nuestras inseguridades para convertirlas en dinero. No importa el daño que cause mientras siga generando millones. Y lo peor es que esta obsesión por no envejecer solo parece ir en aumento.