La historia comenzó así:

Una niña nació en una familia muy perfecta, creció en una escuela prestigiosa y tenía amigos en todos y cada uno de los salones. Nunca estaba sola, sus padres la amaban más que a nada en el mundo y ella lo sabía .
Pasaron los años y ella se convirtió en una adolescente, tuvo su primera pareja y tenía la relación de cuento que todos querían tener, todos la querían pues siempre estaba con un humor agradable que se contagiaba sin poder evitarlo... Un día, algo pasó; sus padres se separaron, pero ella jamás dejó esa alegría que la caracterizaba, nada había cambiado así que nadie le dio mucha importancia, después de todo, en el siglo XXI, las separaciones son casi algo común; y todos seguimos con nuestra vida, sin preguntarle nada, sin preocuparnos por su vida tras la escuela, sin darnos cuenta, de que nos estaba pidiendo ayuda a gritos.

Un día, todos llegamos a clases, pero ella no. Al inicio, a nadie le preocupo mucho, pero los días siguieron pasando y la chica seguía sin aparecer, así que comenzamos a buscarla, todos le escribimos, le llamamos, e hicimos todo a nuestro alcance para poder comunicarnos, pero jamás contestó. Comenzamos a asustarnos y alguien por fin decidió ir a buscarla a su casa tras un mes de cero contacto, y la noticia que nos dio, nos desgarró el corazón a todos; la niña había decidido volar más allá de los límites de la vida, ella había viajado a un lugar donde nosotros ya no la podíamos alcanzar, donde los mensajes y llamadas, no le podrían llegar jamás.

Al inicio, todos lloramos la pérdida, y después, con el paso del tiempo, sus razones se fueron dando a conocer:
No, ella no tenía una familia perfecta. En realidad, sus padres casi no soportaban estar juntos y no mucho tiempo antes, uno de sus hermanos había fallecido. Si, tenía muchos amigos, pero todos superficiales, estaba sola. Su relación no era de cuento; en realidad, su novio la maltrataba y hería constantemente. La sonrisa que siempre traía en la cara, era falsa, y ese maquillaje tan bello que ella portaba, era para tapar las ojeras por haber llorado la noche anterior; después de todo, su madre ya había tenido dos intentos de suicidio y después la había abandonado.
Todavía despierto por las noches sabiendo que trato de decírnoslo a todos, que esas bromas sobre los moretones que llevaba, esos “chistes” acerca de ella en un infierno que contaba y luego reía, en realidad, eran verdad. Pero nadie se preocupó por eso, nadie quiso ver más allá de la cara que nos estaba dando.


La historia de esta chica, no es mía, y tampoco de nadie que yo conozca, pero puede que sea de aquella mesera a la que le gritaste aquel día que te habías levantado de malas, o de la banquera a la que insultaste porque no prestaste atención a cómo los trámites debían ser hechos; es más, la historia podría ser de tu mejor amigo o amiga... Ponte a pensar; ¿cuando fue la última vez que le preguntaste como estaba?

Nadie tiene una vida perfecta, nadie puede estar feliz todos y cada uno de los días de su vida porque los problemas por mas pequeños o grandes que sean, siempre están presentes.
¿Has entendió que lo quiero decirte? En este artículo, lo que estoy intentando que entiendas es que no puedes lastimar a la gente a tu antojo porque nunca sabes qué es lo que están cargando, la mochila de todos pesa, igual o más que la tuya, y no tienes derecho alguno a agregar más carga a ella. Porque un día puede que te encuentres con una historia como la de aquella chica, que a pesar de no tener suficientes motivos, (porque siempre va a haber más para seguir viviendo), estaba muy mal, y tampoco vas a saber verlo, y no vas a poder hacer nada para evitar lo que pasará porque aquel insulto, por más pequeño que haya sido, acabo por romper su espalda y la mochila llena de problemas, al fin, le habrá ganado la batalla. Y tal vez tú no habrás puesto la bomba, ni la habrás encendido, pero pasaste el cerillo.