Entre olas y esperanzas
El mar es un misterio infinito. Puede ser un camino hacia un nuevo destino o un abismo sin final .Para mÃ, fue ambas cosas. Dejé atrás mi tierra con el corazón encogido y la mirada fija en el horizonte. Cuba quedaba detrás, con sus calles conocidas, su gente querida, sus recuerdos. Pero también con sus cadenas.
No fue una decisión fácil. Nadie abandona su hogar sin sentir que no le queda otra opción. El deseo de libertad ardÃa en mi pecho, pero la incertidumbre pesaba como una piedra. SabÃa que el viaje no serÃa fácil, pero la realidad siempre es más dura que la imaginación.
La travesÃa comenzó con esperanza. El sonido del agua golpeando la embarcación se mezclaba con nuestras oraciones silenciosas. Cada uno de nosotros llevaba una historia, un motivo para estar allÃ, un sueño que nos impulsaba. Pero el mar no tiene piedad.
Las olas nos zarandearon como si fuéramos hojas al viento. El frÃo se coló en los huesos, el hambre y la sed convirtieron las horas en tormentos. El miedo estaba en cada sombra, en cada crujido de la embarcación, en cada silencio pesado de la noche.
Hubo momentos en los que pensé que no lo lograrÃa. Que quizás el mar se tragarÃa mis sueños antes de que pudiera ver la otra orilla. Pero algo dentro de mà se negaba a rendirse. Me aferré a la esperanza con uñas y dientes, porque sabÃa que si soltaba, perderÃa más que la vida: perderÃa la razón por la que habÃa comenzado todo.
Cuando finalmente llegamos, el alivio fue fugaz. La realidad golpeó con una dureza diferente. La libertad no vino envuelta en promesas cumplidas ni en un camino fácil. Al contrario, fue un nuevo inicio lleno de desafÃos, de barreras invisibles, de dudas constantes. La nostalgia se convirtió en una sombra silenciosa, y la lucha continuó, aunque de una forma distinta.
Pero sigo aquÃ. A pesar de los problemas, a pesar de las dificultades, sigo avanzando. Porque entendà que la libertad no es solo llegar a otro lugar, sino encontrar la fuerza para seguir adelante, sin importar los obstáculos. Y mientras tenga esa fuerza, mi travesÃa nunca será en vano.