La fotografía post mortem fue una práctica común en el siglo XIX y principios del XX, especialmente en Europa y América del Norte. Esta costumbre consistía en fotografiar a los fallecidos, a menudo como una forma de preservar su memoria en una época en la que la fotografía no era tan accesible como hoy.
Orígenes y Contexto
La fotografía post mortem surgió con el desarrollo de la daguerrotipia en 1839 .
Estilos y Características
Existen diferentes estilos de fotografías post mortem, dependiendo de la época y las preferencias familiares:
1. Imitando el sueño: El fallecido era retratado acostado, con los ojos cerrados, como si estuviera durmiendo.
2. Poses naturales: Se usaban soportes para mantener el cuerpo erguido o sentado, en un intento de hacer que pareciera vivo.
3. Acompañados de familiares: En algunos casos, los difuntos eran fotografiados junto a sus familiares, quienes posaban con expresiones serenas o de duelo.
4. Ojos abiertos o pintados: Algunas fotografías incluían retoques para dar la ilusión de que la persona tenía los ojos abiertos, o se pintaban en la imagen.
Declive de la Costumbre
Con el avance de la fotografía y la reducción de costos, las familias comenzaron a tener retratos en vida de sus seres queridos, lo que hizo innecesaria esta práctica. Además, los cambios en las costumbres y la percepción de la muerte hicieron que la fotografía post mortem fuera vista como algo inquietante. Para mediados del siglo XX, ya era una tradición casi extinta.
Legado e Interés Actual
Hoy en día, las fotografías post mortem son objeto de estudio en la historia de la fotografía, la antropología y la cultura de la muerte. Museos y coleccionistas preservan muchas de estas imágenes, que ofrecen una ventana a las actitudes del pasado sobre la pérdida y el recuerdo.
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