Si alguna vez te has sentido invisible en una sala llena de gente, si te cuesta aportar en conversaciones o sientes que no encajas en ningún lado, es probable que te hayas preguntado: ¿por qué no tengo personalidad?
La verdad es que sí la tienes, pero la has enterrado bajo la necesidad de encajar y la búsqueda constante de aprobación. Cada vez que te preguntas "¿qué dirán los demás?" antes de hablar o actuar, estás sacrificando tu autenticidad .
Las personas con una personalidad fuerte y magnética no buscan agradarle a todo el mundo, se respetan a sí mismas. No temen expresar sus opiniones, ser diferentes o marcar límites. En cambio, cuando vives dependiendo de la validación externa, te conviertes en alguien predecible, aburrido y sin carácter. Y los demás lo notan.
Si no te agrada todo el mundo, ¿por qué sientes la necesidad de que todo el mundo te acepte?
El respeto y la admiración no se ganan siendo complaciente, sino con autenticidad. Para lograrlo, el primer paso es definir quién eres realmente:
Imagínate despertando cada mañana con claridad sobre quién eres y qué quieres lograr. Interactuando con los demás sin miedo al rechazo, sin necesidad de encajar a la fuerza, atrayendo naturalmente a personas que valoran tu autenticidad.
Pero nada de esto sucederá si sigues esperando la aprobación de los demás. Deja de ser un espectador en tu propia vida. Cada vez que te sorprendas buscando validación externa, pregúntate: ¿esto está alineado con mis valores?