A lo largo de la historia, muchos monarcas han sido vistos como figuras casi divinas, pero… ¿qué pasa cuando el "elegido por los dioses" pierde la razón? Gobernantes desequilibrados han llevado a sus reinos al desastre, sumiendo a su pueblo en el caos mientras nadie se atrevía a desafiarlos. Algunos de ellos sufrían enfermedades que la ciencia tardaría siglos en comprender, mientras que otros quizás fueron víctimas de la ambición de quienes los rodeaban.
Aquí te presentamos cuatro reyes completamente locos cuyos reinados fueron tan inusuales como perturbadores.
Al principio de su reinado, Carlos VI era llamado "el Bien Amado", pero pronto se convirtió en "el Loco" .
Conocida como "Juana la Loca", la hija de los Reyes Católicos pasó a la historia por su desesperado amor por Felipe el Hermoso. Tras su muerte, la leyenda dice que recorrió Castilla durante meses con el ataúd de su esposo, besándolo y acariciándolo como si aún estuviera vivo. Sin embargo, muchos historiadores creen que su supuesto desequilibrio fue exagerado para apartarla del poder y dejar el camino libre a su padre y su hijo. ¿Realmente estaba loca, o fue una víctima política?
Conocida como "María la Piadosa", su devoción religiosa se convirtió en un tormento cuando la locura se apoderó de ella. Se dice que chillaba sin descanso, convencida de que estaba condenada al infierno, y sus crisis hicieron que la sometieran a crueles tratamientos como baños de hielo, sangrías y camisas de fuerza. Su estado fue tan grave que su hijo tuvo que asumir el gobierno, mientras ella pasaba sus últimos días recluida en Brasil.
El rey británico Jorge III sufrió episodios de confusión extrema, probablemente causados por una enfermedad genética llamada porfiria. Su comportamiento se volvió errático, y se cuenta que en una ocasión intentó dar la mano a un árbol, convencido de que era el rey de Prusia. Al final de su vida, quedó completamente incapacitado, y su hijo tuvo que asumir el control del reino en su nombre.