Alejandro Magno no fue solo un conquistador, fue una leyenda viviente. Su ambición, forjada desde la infancia con historias de dioses y héroes, lo llevó a hacer lo impensable: construir un imperio que se extendió desde Grecia hasta la India, derrotando ejércitos que parecían invencibles y gobernando sobre millones de personas.
Desde pequeño, su madre le susurraba que no era un simple mortal, sino hijo de Zeus .
Pero el poder transforma hasta a los más grandes. De héroe visionario pasó a convertirse en un tirano implacable. Su paranoia lo llevó a eliminar a quienes osaban cuestionarlo, incluso a sus propios amigos y soldados. Su ejército, exhausto tras años de batalla, finalmente se negó a seguir avanzando. Alejandro, acostumbrado a doblegar naciones, se vio derrotado por su propio pueblo.
Se retiró a Babilonia, donde la muerte lo alcanzó a los 32 años. ¿Fue envenenado? ¿Murió por enfermedad? Nadie lo sabe con certeza, y su tumba sigue siendo un misterio. Pero una cosa es segura: su legado es eterno. Inspiró a generales como Julio César y Napoleón, y su nombre sigue resonando en la historia como el hombre que desafió a los dioses y casi logró convertirse en uno de ellos.
Alejandro Magno no solo conquistó tierras. Conquistó la inmortalidad. ⚔️?