La productividad no se trata de trabajar más horas, sino de gestionar mejor el tiempo para hacer más en menos tiempo. Un primer paso clave es establecer prioridades, utilizando la matriz de Eisenhower, que divide las tareas en urgentes e importantes para saber en qué enfocarse primero .También es importante planificar el día la noche anterior, creando una lista de tareas realista para evitar la sensación de agobio. Aplicar la regla del 80/20 (Principio de Pareto) ayuda a identificar el 20% de actividades que generan el 80% de los resultados, permitiendo eliminar tareas innecesarias. Otro truco es eliminar distracciones, como apagar notificaciones del celular y trabajar en un espacio ordenado para mantener el enfoque. Para aprovechar mejor el tiempo, el batching o trabajo por bloques es muy efectivo, agrupando tareas similares para hacerlas de una sola vez y evitar cambios constantes de enfoque. También es recomendable usar la técnica de los dos minutos, que consiste en hacer de inmediato cualquier tarea que tome menos de dos minutos, evitando la acumulación de pequeños pendientes. Tomar descansos estratégicos con el método Pomodoro (trabajar 25 minutos y descansar 5) puede evitar el agotamiento mental y mantener la concentración. Otra estrategia efectiva es el bloqueo de tiempo, asignando horarios específicos a cada actividad en lugar de depender de listas de tareas abiertas. Delegar responsabilidades cuando sea posible también libera tiempo para enfocarse en lo realmente importante. Finalmente, terminar cada día con una revisión rápida de lo logrado y ajustar el plan para el día siguiente asegura un flujo de trabajo continuo y sin estrés.