Imagina estar en el desierto, bajo el sol abrasador, cuando de repente un enemigo invisible se esconde en el suelo y comienza a propagarse. Ese enemigo no es otro que el hongo Coccidioides, un organismo que ha encontrado su hogar en las áridas tierras del suroeste de Estados Unidos y algunas zonas de México, Centroamérica y Sudamérica, causando lo que se conoce como la "fiebre del valle" .
Lo curioso de este hongo es que no sigue las reglas típicas de los hongos que conocemos. Mientras la mayoría prefiere ambientes húmedos y frescos, el Coccidioides se adapta perfectamente a las duras condiciones del desierto. Además, a diferencia de otros hongos que se alimentan de materia muerta, este es capaz de comenzar a devorar a su anfitrión desde adentro, en vida. Su habilidad para transformar el suelo en el que crece en esporas microscópicas lo convierte en una amenaza aún más peligrosa. Cada vez que una tormenta de polvo barre la región o cuando el suelo es removido por la construcción, las esporas se elevan al aire, y si no tienes cuidado, puedes inhalarlas sin saberlo.
Una vez que las esporas llegan a los pulmones, el Coccidioides se transforma en una forma parasitaria que se multiplica rápidamente. En algunas personas, la fiebre del valle se manifiesta como síntomas similares a los de la gripe, pero en los casos más graves, puede dar paso a neumonía fúngica, abscesos en la piel o incluso meningitis, condiciones que pueden resultar mortales si no se tratan adecuadamente.
Lo más inquietante es que este hongo parece estar expandiéndose. Los brotes de fiebre del valle han aumentado en regiones como California, donde los casos han crecido un 159% en los últimos años. Y aunque los estados como Texas no reportan todos los casos, los científicos creen que la cifra real de infecciones podría estar mucho más allá de los 350,000 casos anuales. Además, se ha encontrado en lugares inesperados, como el estado de Washington, lo que sugiere que el hongo podría estar dispersándose aún más lejos de su área original.
Entonces, ¿qué está impulsando esta propagación? Los científicos creen que son varios factores los que contribuyen. Primero, el Coccidioides tiene una forma en la que puede permanecer latente durante largos períodos de tiempo en los pulmones de los mamíferos, lo que le permite sobrevivir sin ser detectado hasta que se presenta la oportunidad de infectar a otro organismo. En segundo lugar, los roedores del desierto juegan un papel importante: al respirar las esporas mientras cavan en el suelo, se convierten en un vehículo para el hongo, que luego se libera al morir y permite que el ciclo comience de nuevo. Y finalmente, el clima extremo, como las lluvias torrenciales que provocan un auge en la vegetación del desierto, alimenta a estos roedores y aumenta las posibilidades de que el hongo se propague.
Con el cambio climático acelerando el calentamiento global, la expansión de las zonas áridas en Estados Unidos podría duplicar el rango del Coccidioides para el año 2095, lo que significa que más personas podrían verse expuestas a esta peligrosa infección en el futuro cercano.
Aunque los investigadores han dado un paso importante al identificar una posible vacuna, que ha mostrado resultados prometedores en ratones y perros infectados, la verdad es que aún hay muchas incógnitas sobre este hongo misterioso. La ciencia aún está tratando de entender cómo se propaga, por qué se está expandiendo y qué más podríamos hacer para detenerlo.
