La respuesta es sorprendente: ¡tenemos muchos más! Los sentidos que aprendemos en la escuela —vista, olfato, oído, gusto y tacto— son solo la punta del iceberg. Existen al menos doce sentidos adicionales que te permiten percibir el mundo de formas que ni te imaginas.

Uno de ellos es la equilibriocepción, el sentido que nos permite saber si estamos de pie, acostados, moviéndonos o cayendo .

Otro sentido fascinante es la nocicepción, que nos ayuda a percibir el dolor. Desde un simple corte hasta el dolor más profundo en huesos y órganos, este sentido actúa como una alarma para evitar que nos dañemos. Y no solo eso: ¡también detecta el picante de los alimentos! Pero lo más interesante es que el cerebro mismo no siente dolor; la sensación de dolor en la cabeza, por ejemplo, proviene de la capa entre el cerebro y el cráneo.

Luego tenemos la termorrecepción, que nos permite sentir el calor o frío en nuestro cuerpo. Este sentido está presente tanto en la piel como en el interior de nuestro cuerpo, alertándonos de cambios de temperatura que podrían ser peligrosos. Y si alguna vez te has tocado la nariz o la oreja con los ojos cerrados, has estado usando tu propiocepción, el sentido que te permite conocer la posición de tus partes del cuerpo sin tener que mirarlas. Este sentido es clave en pruebas de coordinación, como las que realizan los policías a los conductores sospechosos de estar ebrios.

¿Sabías que también tienes sentidos relacionados con tu bienestar interno? El hambre y la sed son percepciones químicas controladas por tu cerebro, y nos indican la necesidad de energía o agua. Además, los quimioreceptores en tu cuerpo reaccionan ante situaciones extremas, como la falta de oxígeno o la presencia de sustancias dañinas, provocándote la necesidad de respirar o vomitar.

Y no son solo los sentidos internos los que nos sorprenden, también existen mecanismos como el sentido de la profundidad, que nos permite calcular la distancia entre objetos usando ambos ojos, y la cronocepción, que es nuestra percepción del paso del tiempo. ¿Te ha pasado alguna vez que el tiempo parece volar cuando te diviertes y se arrastra cuando estás esperando? Eso es tu cronocepción en acción.

Estos son solo algunos de los muchos sentidos que tenemos, ¡y la lista no termina aquí! Algunos animales, como pájaros y murciélagos, poseen sentidos como la magnetorrecepción, que les permite orientarse usando el campo magnético de la Tierra. Aunque en los humanos este sentido está atrofiado, es solo un ejemplo de las maravillas que nos rodean.