Los niños psicópatas: Un tabú que pocos se atreven a tratar
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Hablar de psicopatía en niños es un tema que suele generar controversia y temor. Para muchos, la idea de que un niño pueda presentar rasgos psicópatas parece algo impensable .

Sin embargo, lo cierto es que existen casos en los que estos comportamientos empiezan a manifestarse desde temprana edad, dejando a los padres y a los especialistas con la difícil tarea de entender y actuar antes de que sea demasiado tarde.

La psicopatía infantil no es una condena irreversible. En algunos casos, los rasgos que parecen indicar la presencia de un trastorno psicopático pueden desaparecer con el tiempo. Sin embargo, en otros, estos comportamientos se mantienen y evolucionan, afectando no solo al niño, sino también a su entorno familiar y social.

Desde una edad temprana, algunos niños muestran signos de no vincularse emocionalmente con los demás. Uno de los indicadores más claros es la falta de respuesta a las reprimendas o al cariño de los padres. Mientras que en niños saludables, un gesto de desaprobación de los padres puede ser suficiente para corregir una conducta, en los niños con tendencias psicopáticas, esto no tiene ningún efecto. Estos niños continúan sus rabietas y comportamientos agresivos sin mostrar remordimientos o vergüenza.

Un desafío importante es que, a diferencia de otros niños, los castigos tradicionales no tienen el mismo impacto. La privación de algo, que generalmente desmotiva a los niños, no les afecta de la misma manera. En lugar de rendirse ante la autoridad, estos niños desarrollan una especie de pulso, buscando constantemente maneras de desafiar a sus padres y de controlar las situaciones a su favor.

La falta de empatía es otro de los rasgos característicos. Estos niños pueden aprovecharse de sus compañeros, manipularlos y utilizarlos para obtener lo que desean. Aunque pueden ser líderes, sus relaciones son superficiales, y no tienen amigos verdaderos. A medida que crecen, estos comportamientos se hacen más complejos. A los 12 o 13 años, pueden desafiar a sus padres de manera más grave, mostrando comportamientos destructivos como mentir, robar e incluso consumir sustancias sin que los padres lo sepan.

¿Qué pueden hacer los padres si sospechan que su hijo tiene estas características? Aunque la psicopatía no se puede "curar" de la misma manera que otros trastornos, existen métodos que pueden ayudar a mitigar los efectos y a evitar que estos niños lleguen a situaciones extremas. La clave está en combinar firmeza y afecto. Los padres deben establecer límites claros, mostrar que están al tanto de sus comportamientos y no permitir que pasen desapercibidos.

El tratamiento no es fácil, pero no es imposible. Algunos estudios sugieren que los niños con estos rasgos pueden aprender a controlar sus impulsos y a encauzar sus habilidades hacia comportamientos más positivos, siempre que se les ofrezca la estructura y apoyo adecuados. En casos extremos, incluso se ha utilizado el "altruismo egocéntrico" como estrategia, invitando a los niños a involucrarse en actividades donde puedan recibir reconocimiento por sus logros, ayudando a que comprendan la importancia de las relaciones humanas y del sacrificio.

Aunque enfrentar la psicopatía infantil es una tarea compleja y desafiante, es fundamental que los padres y profesionales de la salud mental actúen con prontitud y con una comprensión clara de los procesos involucrados. Si bien no se puede eliminar completamente el riesgo, existe la posibilidad de ofrecer a estos niños una vida estructurada y controlada que les permita vivir de manera funcional, sin causar daño a los demás ni a sí mismos. La prevención, aunque difícil, sigue siendo la mejor opción para evitar que estos niños lleguen a convertirse en adultos peligrosos.

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