Nuestro cuerpo es una obra maestra de la evolución… pero como toda obra, tiene detalles innecesarios. Existen órganos y estructuras que, aunque alguna vez fueron vitales para la supervivencia de nuestros ancestros, hoy no sirven para nada (o casi nada) .
? Músculos de las orejas: la habilidad que ya no necesitamosEn algún punto de la historia, nuestros antepasados podían mover las orejas para captar mejor los sonidos, como lo hacen los gatos y los perros. Hoy, solo algunas personas conservan esa capacidad, aunque no les da ninguna ventaja real… excepto quizás para impresionar en fiestas o vender videos raros en internet.
? Músculo palmar largo: el vestigio de un escalador primitivo¿Tienes este músculo? Junta tu pulgar y tu meñique mientras estiras la mano. Si sobresale un tendón en tu muñeca, felicidades: tienes un músculo casi inútil. Nuestros antepasados lo usaban para agarrarse de los árboles, pero hoy en día, el 15% de la gente ya ni siquiera lo desarrolla.
?️ El tercer párpado: un recuerdo de tiempos antiguosAlgunos animales, como las aves y los reptiles, tienen un tercer párpado que les protege los ojos sin bloquear su visión. Nosotros teníamos algo similar, pero lo perdimos con la evolución. Lo único que nos queda es el pliegue semilunar en la esquina del ojo, un trozo de piel sin ninguna utilidad.
? Las muelas del juicio: dolor sin sentidoHace miles de años, necesitábamos estas muelas extra para masticar raíces y carne cruda. Ahora, solo sirven para deformar nuestra dentadura, causar dolor extremo y ser una excusa para gastar dinero en el dentista. Si aún no te las han sacado, prepárate: puede ser cuestión de tiempo.
? El cóccix: la cola que nunca tuvimosNuestros ancestros remotos tenían cola, pero la evolución decidió que ya no la necesitábamos. En lugar de eliminarla por completo, nos dejó el cóccix: una serie de huesos inútiles en la base de la columna que solo sirven para darnos dolor si caemos sentados con fuerza.
? El apéndice: el rey de los órganos inútilesAntes ayudaba a digerir plantas ricas en celulosa, pero hoy en día no hace prácticamente nada… salvo inflamarse y ponernos en peligro de muerte con una apendicitis. A pesar de que algunos estudios sugieren que puede tener una función mínima en el sistema inmunológico, sigue siendo un órgano vestigial que la mayoría de las personas podría perder sin consecuencias.