Japón, conocido por su avanzada tecnología, su cultura única y la fascinación que despierta entre los fanáticos del anime y el manga, esconde bajo su apariencia perfecta una serie de problemas sociales y económicos que no pueden ser ignorados. Aunque muchos ven este país como un paraíso, la realidad es mucho más compleja y oscura de lo que se imagina.
Uno de los principales problemas que enfrenta Japón hoy en día es la crisis ambiental .
A nivel laboral, Japón vive una cultura del trabajo abrumadora. El estrés y las largas jornadas laborales, que a menudo incluyen trabajar enfermos, han generado altos índices de "karoshi" (muerte por exceso de trabajo). Para muchos, la carrera profesional en Japón es sinónimo de sacrificio personal extremo, con pocas oportunidades para los extranjeros, especialmente aquellos que sueñan con convertirse en mangakas o trabajar en el mundo del manga.
Pero los problemas sociales no terminan ahí. La juventud japonesa enfrenta una dura realidad, especialmente los llamados "toyoko kids", jóvenes que, al huir de sus hogares, terminan en situaciones vulnerables y, en muchos casos, explotados por adultos. Además, el concepto del amor en Japón es muy diferente al occidental, lo que genera relaciones con expectativas muy distintas, a menudo marcadas por la falta de afecto y fidelidad, e incluso infidelidades permitidas dentro del matrimonio.
La discriminación también es una constante, especialmente contra los extranjeros, quienes a menudo enfrentan barreras para adquirir propiedades o acceder a ciertos servicios debido a actitudes xenófobas y nacionalistas. Sin embargo, esto no es lo más alarmante: la tasa de natalidad en Japón está en caída libre, lo que presagia un futuro sombrío para el país. Con menos nacimientos y una población envejecida, la economía japonesa se enfrenta a una escasez de mano de obra y un sistema de pensiones en peligro de colapsar.
Las presiones sociales no solo afectan a los jóvenes, sino que también están detrás del fenómeno del "kodokushi" o "muerte solitaria", donde personas mueren en sus casas sin que nadie se dé cuenta, especialmente entre los ancianos. A esta realidad se suman los "jatsu", aquellos que optan por desaparecer de sus vidas para escapar de deudas, relaciones fallidas o una sociedad que les exige demasiado.