La verdad detrás de las tendencias virales
Hace 4 horas
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TikTok, Instagram y otras redes sociales han transformado nuestra manera de consumir. Cada mes parece que surge un nuevo producto con el que todos nos obsesionamos: llaveros, galletas, vasos, figuras coleccionables… pero ¿realmente queremos todo eso o solo lo consumimos por el fenómeno de la moda digital?

Hace poco, los llaveros Labubu y los famosos botes Stanley fueron el centro de atención .

A pesar de que sus precios pueden superar los 1,000 pesos mexicanos, su popularidad se dispara gracias a la viralidad de las redes. Lo sorprendente es que, al investigar sobre su origen o propósito, encontramos que casi no tienen una historia detrás. Los productos parecen aparecer de la nada y, rápidamente, se convierten en el centro de nuestras vidas.

¿Es este un signo de nuestra cultura de hiperconsumo? Como joven, puedo entender el deseo de tener lo que está de moda, de no quedarte atrás, de ser parte de esa ola de consumo que se comparte y celebra en cada esquina de las redes. Pero, ¿hasta qué punto esto es saludable?

La verdadera pregunta que debemos hacernos es si realmente deseamos estos productos o si simplemente nos dejamos arrastrar por el deseo de pertenecer, de no perdernos de lo que otros están consumiendo. El fenómeno de la “moda fugaz” está impulsado por la viralidad, pero muchas veces, lo que compramos no aporta un valor real a nuestra vida. ¿No te has sentido alguna vez atrapado en la urgencia de tener algo solo porque lo viste en TikTok?

Y ahí está el dilema. Mientras los productos llegan con un impulso viral impresionante, nos olvidamos rápidamente de ellos cuando otra tendencia aparece en el horizonte. ¿Te acuerdas de los Sony Angels? Hace no mucho, todos querían uno, pero hoy, parecen haberse desvanecido ante la llegada de nuevos íconos como los Labubu. Y es que, como bien sabemos, la rueda de las tendencias no para de girar.

El consumo excesivo de estas modas no solo afecta nuestro bolsillo, sino también nuestra capacidad de reflexión sobre qué realmente necesitamos. Cuanto más rápido nos movemos de una tendencia a otra, más difícil es cuestionarnos si nuestras compras están alineadas con nuestros valores o si solo estamos respondiendo al miedo de no quedarnos fuera (el famoso FOMO, por sus siglas en inglés).

La clave está en ser conscientes de lo que consumimos. Pregúntate: ¿realmente necesito esto o solo lo quiero porque lo vi en las redes? No se trata de dejar de consumir, sino de hacerlo de manera más reflexiva y responsable. En lugar de acumular productos que pronto olvidaremos, ¿por qué no disfrutar de lo que realmente nos hace felices con moderación?

La próxima vez que te sientas tentado por un producto viral, detente y piensa: ¿es esto algo que realmente aporta a mi vida, o es solo otro impulso pasajero? Tomar un momento para reflexionar puede hacer una gran diferencia en cómo nos relacionamos con el consumo y, a la larga, en el bienestar personal.

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