La palabra "radiación" nos evoca imágenes contrastantes: desde el calor de nuestro propio cuerpo hasta los efectos devastadores de una explosión nuclear. Pero ¿sabías que no toda la radiación es peligrosa? ¿Y que sin ella no podríamos hacer radiografías, detectar humo o incluso tratar enfermedades?
La historia de la radioactividad comienza en el siglo XIX con científicos como Wilhelm Röntgen, quien descubrió los rayos X por accidente al experimentar con tubos de Crookes .
Pero, ¿cómo funciona esto? ?️ Cuando un átomo tiene un número inestable de protones y neutrones, busca estabilizarse liberando partículas y energía. Este fenómeno da lugar a diferentes tipos de radiación:
✅ Radiación electromagnética: Ondas como la luz visible, microondas, rayos X y gamma.✅ Radiación nuclear: Emisión de partículas alfa, beta y neutrones.
Y aquí viene la gran pregunta: ¿qué radiación es peligrosa? La clave está en la radiación ionizante, aquella que tiene suficiente energía para arrancar electrones de los átomos y dañar el ADN. Esto incluye rayos X, gamma y algunas partículas nucleares. Aunque puede ser dañina en dosis altas, también se usa en medicina para tratar tumores y hacer diagnósticos por imágenes.
Todos estamos expuestos a radiación ionizante a diario: el suelo, el agua, el aire y hasta los alimentos emiten pequeñas dosis. Incluso comer un plátano contribuye a nuestra dosis anual de radiación. Sin embargo, ciertas actividades aumentan la exposición: viajar en avión, hacerse tomografías y, especialmente, fumar, lo que expone los pulmones a niveles alarmantes de radiación.
Marie Curie, pionera en este campo, decía:"Nada en este mundo debe ser temido, solo entendido."Y tenía razón. La radioactividad puede ser peligrosa, pero también nos ha dado avances científicos que salvan vidas. Lo importante es aprender a manejarla con conocimiento y responsabilidad.