Muchas veces pensamos que para comer saludable necesitamos ingredientes caros o difíciles de conseguir, pero la verdad es que podemos mejorar nuestra alimentación con lo que ya tenemos en casa. La clave está en aprender a combinarlos de manera inteligente y aprovechar sus beneficios nutricionales.
Por ejemplo, si sueles comer arroz con habichuelas y pollo, puedes hacer pequeños cambios para que sea más balanceado .
Agregar cebolla al pollo no solo mejora el sabor, sino que también aporta antioxidantes y favorece la digestión. También puedes cambiar el arroz blanco por arroz integral si quieres más fibra y energía sostenida.
Otra opción es incluir más variedad en tu dieta sin gastar de más. Si solo tienes cebolla como verdura, intenta añadirla a diferentes preparaciones, como ensaladas, guisos o incluso caramelizada para acompañar otros platos. También puedes aprovechar ingredientes básicos como la avena y el banano en un batido o en una cena ligera.
Lo importante es ser creativo y hacer lo mejor con lo que tienes disponible. Comer saludable no se trata de gastar más, sino de aprender a combinar bien los alimentos y aprovechar al máximo sus beneficios.