Un corazón adolorido no es solo una sensación pasajera; es un peso que se siente en el pecho, una herida invisible que late con cada recuerdo. Puede venir de una pérdida, una traición, un amor que no pudo ser o incluso de la soledad.
El dolor emocional se manifiesta de muchas formas: insomnio, falta de apetito, un nudo en la garganta que no se va, o una tristeza profunda que a veces ni las lágrimas pueden expresar .
Pero también hay algo cierto: aunque parezca eterno, el dolor cambia. A veces, se vuelve más suave, menos punzante. Otras, nos enseña algo sobre nosotros mismos: qué tan fuerte somos, cuánto podemos amar y qué merecemos realmente.
Si tu corazón está adolorido, ¿quieres contarme qué lo lastima?