En una tarde de lluvia, caminando por la acera, escuchaba las bocinas de los autos pasar, las pisadas de las personas en una sinfonía que no yo podía comprender, vi a lo lejos a alguien acercarse a mi, la silueta de ella, era como miles de notas hechas a la perfección para que encajaran una con otra y formarán una hermosa melodía.
No podía distinguirla, pero sabía que venía directo hacía mi. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi como para poder reconocer su fragancia, todos mis sentidos se paralizaron .
Su aroma a obscuridad me traía tantos recuerdos, desde que estuve con ella, hasta el hecho de saber que de tantas voces que pude oir, sólo había podido sentir la de ella, ya que de todas esas voces, sólo ella se había quedado conmigo hablando.
Recordé que ella fue la única que me comprendió, que sólo ella me ayudó a ser fuerte, que estuvo conmigo para poder enfrentar mis temores, que ella me enseñó a ser valiente y que sólo ella estuvo conmigo y me vio cuando nisiquiera yo quería ver en lo que me había convertido.
Ella es parte de mi, ella es mi soledad.