Si es así, no estás solo. Mucha gente pasa más tiempo de lo que quisiera frente a las pantallas, ya sea en el celular, la computadora o incluso viendo videos sin parar .
Todo comenzó cuando me di cuenta de que mi vida estaba en caos. Mi habitación siempre estaba desordenada, mi gestión del tiempo era inexistente, mi horario de sueño estaba fuera de control, y lo peor de todo: pasaba más de 6 horas al día en mi teléfono. Esto se traduce en 42 horas a la semana, ¡casi tres meses al año desperdiciados en la pantalla! Decidí que algo tenía que cambiar, y mi reto fue audaz: reducir mi tiempo frente a la pantalla cada semana, hasta llegar a solo 1 hora diaria.
Al principio fue difícil. Durante los primeros días, traté de usar mi tiempo de manera más productiva, como aprovechar las caminatas para no mirar el teléfono. Sin embargo, el verdadero desafío comenzó cuando mi tiempo de pantalla bajó a menos de 1 hora diaria. A medida que pasaban las semanas, noté una mejora increíble. Mi productividad aumentó, mi vida social mejoró, y sobre todo, pude disfrutar más del presente, sin la constante necesidad de mirar la pantalla.
Lo más sorprendente fue lo fácil que se volvió. Al principio, pensaba que vivir sin estar pegado al teléfono sería una tortura. Pero pronto me di cuenta de que no solo estaba liberando tiempo, sino también reduciendo mi nivel de estrés. Sin la constante distracción del teléfono, pude concentrarme en lo que realmente importaba: mis estudios, mis relaciones y, sobre todo, mi bienestar.
La lección aquí es clara: la tecnología, si bien es útil, no debe gobernar nuestra vida.