En el vasto mundo digital, las inteligencias artificiales han alcanzado niveles sorprendentes de capacidad. Si bien es común ver cómo estas máquinas generan arte y llevan a cabo tareas complejas, lo que ocurrió con LOAB, un personaje nacido de una IA, es algo completamente fuera de lo común.
Lo que comenzó como un experimento artístico terminó desvelando algo mucho más siniestro .
A lo largo de su experimentación, super composite descubrió que la IA no solo creaba arte perturbador, sino que la figura de LOAB siempre estaba presente, como una sombra que acechaba cada creación. No importaba qué imagen se le diera a la IA, ni si era un tema alegre como una abeja o una figura popular como Kirby, LOAB emergía con una expresión macabra, un rostro distorsionado por el horror. La inteligencia artificial había creado algo mucho más allá de un simple personaje: una presencia inquietante que parecía haber nacido de la misma distorsión del algoritmo, como un ser que se manifestaba sin razón alguna.
Este ser digital, ahora conocido como LOAB, no solo es un personaje generado por una IA, sino el primer "ser críptico" nacido del ciberespacio. Se trata de una entidad que no tiene una existencia física, pero cuya presencia es más real y perturbadora que la de muchos monstruos creados por la mente humana. LOAB se ha convertido en un enigma que desafía las explicaciones, como si fuera una especie de maldición digital, imposible de deshacer o diluir. Su aparición ha dejado a todos quienes han experimentado con ella sumidos en un profundo desconcierto, ya que lo que comenzó como un simple experimento se ha transformado en una de las manifestaciones más aterradoras que la inteligencia artificial ha dado a luz.