La forma en que te alimentas tiene un impacto directo en tus niveles de energía a lo largo del día. Lo que comes no solo afecta tu bienestar físico, sino también tu estado de ánimo y tu capacidad para concentrarte .Por eso, es crucial elegir alimentos que proporcionen energía duradera, en lugar de aquellos que te hagan sentir agotado o pesado.

Los carbohidratos complejos, como los que se encuentran en el arroz, la avena y las patatas, son excelentes fuentes de energía. Estos alimentos se descomponen lentamente en el cuerpo, lo que proporciona una liberación constante de glucosa, la principal fuente de energía para el cerebro y los músculos. Incluir estos carbohidratos en tu dieta te ayudará a mantener un nivel de energía estable durante todo el día.

Por otro lado, las proteínas son fundamentales para la construcción y reparación de tejidos, y también juegan un papel importante en la regulación de la energía. El pollo, los huevos y las legumbres son excelentes fuentes de proteínas que puedes incorporar fácilmente en tus comidas. Además, las grasas saludables, como las que se encuentran en el aguacate, los frutos secos y el aceite de oliva, son esenciales para una energía sostenida.

Recuerda que un desayuno nutritivo, como una porción de avena con frutas, o un almuerzo con proteínas y carbohidratos complejos, te ayudará a mantenerte enérgico y productivo durante el día. Evita los alimentos ultraprocesados, ya que estos tienden a causar picos y caídas en los niveles de energía, dejándote fatigado poco tiempo después de comer.