En febrero de 2024, una de las tragedias más escalofriantes de la historia reciente de Italia sacudió a la comunidad internacional. El caso de Giovanni Barreca, un albañil italiano de 54 años, reveló el peligro de las creencias extremas y el fanatismo religioso, que lo llevaron a cometer un crimen atroz bajo el falso pretexto de un "exorcismo".

Barreca, un hombre profundamente religioso, se unió a una iglesia evangélica de corte fundamentalista que le enseñó que el fin del mundo estaba cerca y que su familia estaba bajo la influencia de fuerzas demoníacas .

Durante semanas, Barreca sometió a su esposa, Antonela Salomone, y a sus dos hijos, Emmanuel y Kevin, a una tortura inimaginable. Creyendo que los demonios poseían sus cuerpos, él y su hija de 17 años, que se había convertido en su cómplice, los drogaban, los ataban, los golpeaban y los electrocutaban. Todo esto con la convicción de que estaban "purificando" sus almas en nombre de Dios.

El proceso de tortura culminó en una escena macabra, donde la familia fue atacada de manera brutal, recibiendo descargas eléctricas, quemaduras y una serie de vejaciones físicas. El caso alcanzó su punto máximo cuando, tras días de sufrimiento y en un estado de desesperación total, la madre fue rociada con alcohol en gel y quemada viva por su propio hijo, bajo la dirección de su hermana.

Lo más escalofriante de este caso es que, mientras la tortura seguía, los propios niños, atormentados y manipulados por su padre y el líder religioso de la secta, comenzaron a participar en los abusos, como si fueran parte de un ritual para "liberar" a su madre. Tras la muerte de Antonela y los pequeños, los cuerpos fueron quemados en un acto final de "purificación", antes de que Giovanni Barreca, tras cometer su horrendo crimen, llamara a la policía, explicando lo que había sucedido.

El caso fue calificado como un delirio místico, un delirio colectivo que arrastró a una familia entera a la locura. Sin arrepentimiento alguno, Barreca se mostró convencido de que todo lo que había hecho era para cumplir con la voluntad de Dios. Su hija, quien inicialmente se presentó como testigo, terminó confesando su complicidad en los hechos, lo que llevó a su padre y al pastor de la secta a ser arrestados.