El concepto del "fin del mundo" ha fascinado a generaciones enteras, y aunque la mayoría de la gente lo asocia con el caos absoluto o el apocalipsis, la Biblia ofrece una visión compleja y multifacética sobre lo que realmente ocurrirá. Lo que muchos ignoran es que las palabras "Apocalipsis" y "Armagedón" no son sinónimos del fin del mundo tal como se entiende popularmente .
De acuerdo con el libro de El Apocalipsis, el fin del mundo comenzará con la conocida "Gran Tribulación", un período de sufrimiento y desesperación sin igual, en el que la humanidad enfrentará guerras devastadoras, hambre, y enfermedades. Las escrituras nos hablan de la aparición de los jinetes del Apocalipsis: el Anticristo, la guerra, el hambre y la muerte. La humanidad, marcada por estas calamidades, verá una disminución de la población global, sumida en el caos total.
Uno de los momentos más aterradores se centra en la figura del Anticristo, quien gobernará mediante engaños, provocando enfrentamientos globales que llevarán a una hambruna sin precedentes. Según la visión bíblica, la escasez de alimentos y recursos será tan extrema que el salario de un día solo permitirá comprar pequeñas cantidades de comida. La crisis no solo afectará a los humanos, sino que los cielos y la tierra serán alterados por fenómenos inexplicables.
Pero, ¿es este el fin total del planeta? Algunas interpretaciones aseguran que no será el fin del mundo físico, sino de un sistema político, económico y religioso corrupto, para dar paso a un reinado de paz, liderado por el Mesías, Jesucristo. Otros, más fundamentalistas, creen que la destrucción será literal: un mundo arrasado por fuego y azufre, y un juicio final donde los elegidos serán raptados al cielo, mientras que el resto sucumbirá.
La imagen que la Biblia deja es aterradora: un ejército de monstruos, plagas devastadoras, y una lucha épica en el Monte Megido (Armagedón). Sin embargo, al final, la esperanza se presenta en forma de consuelo: “Ya no habrá muerte ni llanto, ni clamor, ni dolor”. La humanidad, a pesar de las atrocidades presenciadas, encontrará un nuevo comienzo. Esta promesa de redención es el faro de esperanza que muchos creen seguirá guiando a la humanidad, incluso en los momentos más oscuros.