El periodismo, una profesión que debería ser sinónimo de ética y responsabilidad, a veces es usado para fines mucho más oscuros. Existen quienes están dispuestos a sacrificarlo todo por una historia exclusiva, pero, ¿qué sucede cuando un periodista va más allá de los límites del sensacionalismo? Este es el caso de un hombre cuya ambición por conseguir el artículo perfecto lo llevó a cometer lo impensable: crear noticias a base de sangre.
Blado Taneski, un periodista de sucesos de Macedonia del Norte, comenzó su carrera en el periodismo con un sueño: llegar a la cima .
Con una meticulosidad escalofriante, Taneski secuestraba, torturaba y asesinaba a mujeres, todo mientras mantenía una fachada de periodista ejemplar. Durante días, anotaba cada detalle de sus atrocidades, como si estuviera escribiendo una crónica más. Los policías, sorprendidos por la precisión de sus reportajes, nunca imaginaron que el monstruo detrás de las páginas de los periódicos era el mismo hombre que entrevistaba a los familiares de las víctimas.
La historia de Blado Taneski revela lo aterrador de una mente enferma dispuesta a transformar la tragedia humana en un producto de consumo. Un hombre que pasó de ser un periodista a un asesino en serie, en busca del artículo definitivo. Y lo peor de todo, sus crímenes quedaron grabados en titulares, mientras él disfrutaba de la fama que le brindaba su propia monstruosidad.