La película que destruyó el turismo de un país
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Lo que parecía ser una película de terror independiente, de bajo presupuesto, se convirtió en un fenómeno mundial. Pero lo que muchos no sabían es que Hostel no solo impactó a la industria del cine, sino que dejó una marca profunda en el turismo de un país entero .

¿Cómo es posible que una película cambie la percepción global de un lugar? Aquí te contamos la historia.


Todo comenzó con una conversación inesperada entre Eli Roth y Quentin Tarantino. Después de un éxito rotundo con Cabin Fever, Roth se encontró con el dilema de no querer arruinar el legado de las películas de terror clásicas. Pero Tarantino, en lugar de animarlo a seguir el camino de los remakes, lo instó a crear algo nuevo, algo arriesgado. Así nació la idea de Hostel, inspirada en un sitio macabro que el creador de Ain’t It Cool News, Harry Knowles, le había mostrado en la Deep Web, donde se ofrecían vacaciones “asesinas”. Esta idea macabra se convirtió en el eje central de la película.


La trama, que se desarrolló en un país europeo ficticio, fue filmada principalmente en Eslovaquia, un destino turístico en auge. Sin embargo, el gran éxito de la película no tardó en generar un giro inesperado. A pesar de ser un éxito de taquilla, Hostel pintó a Eslovaquia como el epicentro de un negocio de torturas macabras, lo que generó miedo y rechazo entre los turistas. La imagen de Bratislava, la ciudad donde se filmaron las escenas más impactantes, se vio seriamente afectada.


Los turistas, temerosos de vivir una experiencia aterradora similar a la de la película, empezaron a evitar Eslovaquia por completo. Los viajeros preferían destinos cercanos como Budapest o Viena, a solo 80 km de Bratislava, antes que arriesgarse a “vivir el horror” que Hostel había representado. Las autoridades eslovacas no tardaron en reaccionar y lanzaron un comunicado para despejar dudas, asegurando que el país era uno de los lugares más seguros de Europa Central. Pero, la marca que Hostel había dejado sobre la ciudad fue difícil de borrar.


A pesar de las quejas y el rechazo de la población local, Eli Roth no tardó en disculparse públicamente, señalando que, en la película, eran los turistas de otros países —no los eslovacos— los que cometían los crímenes. La situación no se detuvo ahí: la secuela Hostel 2 también fue filmada en Eslovaquia, lo que agravó aún más la situación. Sin embargo, para la tercera parte, Hostel 3, Roth decidió trasladar la trama a Las Vegas, evitando cualquier mención a Eslovaquia para no continuar con la controversia.


Lo curioso es que, aunque Hostel hizo un daño irreversible al turismo de Eslovaquia, la ciudad de Bratislava encontró una forma irónica de capitalizar la película. Hoy en día, se venden productos relacionados con Hostel, desde camisetas hasta autógrafos de los actores y del propio Eli Roth.


Lo que comenzó como una simple película de terror, que muchos consideraban solo una producción más del cine independiente, terminó transformando la imagen de un país entero y su industria turística. ¿Fue Hostel una maldición para Eslovaquia o, irónicamente, una bendición disfrazada? La respuesta sigue siendo tema de debate.

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