La verdad es que la mayoría de nosotros vivimos como si tuviéramos un tiempo infinito por delante, cuando en realidad, no sabemos cuánto nos queda. Es fácil distraernos con lo que parece importante en el momento, pero los estoicos nos enseñan a enfocarnos en lo que realmente importa: vivir con propósito, claridad y virtud.
Memento Mori, “Recuerda que vas a morir”, era una frase que los antiguos romanos usaban para recordar a sus generales triunfantes que, a pesar de la gloria y la admiración de la multitud, todos somos mortales .
La vida, como nos enseñan los filósofos estoicos como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, no es algo que debamos dar por sentada. Al contrario, debemos vivirla con urgencia y propósito, conscientes de que no sabemos cuándo llegará nuestro fin. Por ello, en lugar de esperar a que llegue un momento “perfecto” o a que tengamos más tiempo, debemos vivir ya según nuestros valores más profundos: sabiduría, justicia, coraje y moderación. Son estas virtudes las que nos guiarán en la búsqueda de una vida más plena y auténtica.
La reflexión sobre la muerte nos invita a reorganizar nuestras prioridades, a deshacernos de lo superficial y a tomar decisiones valientes. No esperemos a que un diagnóstico nos obligue a replantear nuestras vidas. En lugar de vivir esperando el futuro, debemos vivir intensamente el presente, tomando decisiones hoy que reflejen quiénes queremos ser. Como dijo Marco Aurelio: “No actúes como si fueras a vivir diez mil años. La muerte te acecha. Mientras vivas, hazlo bien”.