La crisis de los filtros de belleza asiáticos
Hace 1 día
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En un mundo donde las redes sociales dictan nuestras percepciones de belleza, los filtros de belleza han pasado de ser una simple herramienta de retoque a una obsesión casi obligatoria, especialmente en Asia. ¿Alguna vez te has preguntado por qué es tan común ver rostros perfectos y cuerpos inalcanzables en plataformas como TikTok? Estos filtros no solo alteran nuestra apariencia, sino que están reconfigurando las expectativas de belleza a niveles extremos, llevando a millones de personas a enfrentarse a una creciente dismorfia corporal.


Lo que comenzó como una forma inocente de suavizar la piel o ajustar detalles pequeños, ahora se ha convertido en una carrera imparable por alcanzar estándares de belleza que ni siquiera son reales .

En países como China, el uso de filtros para crear imágenes "perfectas" ha alcanzado niveles tan extravagantes que las personas no solo alteran su piel o sus rasgos, sino que cambian radicalmente sus proporciones corporales. Influencers y celebridades con miles de seguidores han adoptado estos filtros, mostrando figuras esbeltas, rostros simétricos y proporciones casi imposibles de alcanzar sin la intervención de la tecnología.


El problema no se detiene en la superficialidad de las imágenes editadas. Esta obsesión por los filtros está provocando una creciente insatisfacción con la propia apariencia y, peor aún, está alimentando la dismorfia corporal, una condición donde la percepción de uno mismo queda distorsionada. Los usuarios de redes sociales, especialmente mujeres jóvenes, se ven atrapados en la trampa de creer que estos ideales inalcanzables son la norma. Si no se usan estos filtros, algunos hasta sienten que su aspecto real no es aceptable o atractivo.


En el caso de figuras populares como Shasha Soso, una influencer de China con más de 300 millones de seguidores, el uso de filtros se ha convertido en un arte. Su figura, de piernas interminables y una altura aparentemente de ocho pies, es un claro ejemplo de lo que ocurre cuando la tecnología y la estética se fusionan para crear una persona "ideal". Pero, al mirar más de cerca, es evidente que no todo lo que vemos es real. Y esta distorsión de la realidad está llevando a muchos a perseguir una perfección irreal, más allá de lo que es físicamente posible.


Este fenómeno no solo está ocurriendo en Asia, sino que se está extendiendo a nivel mundial. Los filtros están diseñados para hacer que los usuarios se vean "más bellos" y, aunque la industria del entretenimiento ha sido pionera en este tipo de modificaciones, ahora está llegando a la vida cotidiana de los usuarios comunes. Sin embargo, detrás de la perfección virtual, se ocultan efectos peligrosos: ansiedad, inseguridad y, en algunos casos, la pérdida de la autoestima.


Lo más alarmante es cómo los filtros de belleza continúan evolucionando. Con tecnologías cada vez más sofisticadas, no solo editan imágenes estáticas, sino que permiten crear videos de personas que, aunque no existen, parecen tan reales como cualquier ser humano. Esto está llevando a una crisis de identidad, ya que los límites entre la realidad y la fantasía se desdibujan, haciendo aún más difícil para las personas aceptar su imagen natural.

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