¿Por qué repetimos patrones negativos de nuestra niñez?
Hace 1 día
Tiempo de lectura aprox. :
4 min.
0 votos

Tal vez reaccionas con enojo como tus padres lo hacían, o sientes que no sabes comunicarte de manera saludable en tus relaciones. Si te suena familiar, no estás solo .

Lo que aprendemos de pequeños deja una huella profunda en nuestra vida adulta, y aunque no siempre lo notemos, esos patrones familiares influyen en la manera en que pensamos, sentimos y actuamos.


La huella de nuestra crianza en nuestras decisiones


Desde que somos niños, absorbemos todo lo que pasa a nuestro alrededor: los comportamientos de nuestros padres, las relaciones que vemos, cómo manejan las emociones, y cómo resuelven los conflictos. Si crecimos en un hogar donde las emociones no se expresaban, es posible que hoy nos cueste identificar lo que sentimos o pedir lo que necesitamos. Si observamos a nuestros padres sacrificándose constantemente por los demás, es probable que ahora nos cueste decir “no” y pongamos siempre a los demás antes que a nosotros mismos.


Según el psicólogo John Bowlby, estas experiencias tempranas con nuestros cuidadores moldean la manera en que nos relacionamos con el mundo y con las personas a lo largo de nuestra vida. Cuando no recibimos una crianza adecuada o incluso experimentamos abandono emocional, esto puede llevar a patrones de comportamiento impulsivos o a la incapacidad de regular nuestras emociones, como explica el neurocientífico Bruce Perry.


¿Por qué repetimos patrones destructivos?


Aunque sabemos que ciertos comportamientos no nos benefician, tendemos a repetirlos. ¿Por qué? La respuesta está en nuestro inconsciente. El cerebro humano asocia lo conocido con lo seguro, aunque lo conocido sea tóxico. Por ejemplo, si creciste en un hogar donde un padre tomaba siempre el control, puedes terminar buscando parejas que también lo hagan. Lo que aprendemos a ver como “normal” es lo que nuestro cerebro entiende como familiar, aunque no sea lo más saludable.


¿Es posible cambiar estos patrones? ¡Sí!


Romper estos ciclos no es fácil, pero es totalmente posible. Lo primero es ser consciente de los patrones que estamos repitiendo y entender de dónde provienen. Un primer paso es hablar con alguien de confianza, acudir a terapia o practicar la autocompasión, reconociendo que nuestros padres hicieron lo mejor que pudieron con lo que tenían, pero ahora somos nosotros quienes tenemos el poder de elegir un camino diferente.


También es importante aprender nuevas habilidades emocionales. Reconocer y gestionar nuestras emociones, mejorar nuestra comunicación y deshacernos del miedo o la culpa son pasos clave para comenzar a cambiar. Como dice el psicólogo Daniel Siegel, reflexionar sobre nuestra infancia nos ayuda a cambiar la forma en que actuamos como adultos y, lo más importante, como padres.


El impacto de romper el ciclo


Cada pequeño cambio que logremos no solo impactará nuestra vida, sino que también tendrá un efecto positivo en las generaciones futuras. Romper un patrón negativo es un acto de amor propio y de amor hacia quienes vienen después de nosotros. Si conseguimos ser conscientes de nuestras decisiones y atrevernos a cambiarlas, transformaremos nuestra vida de una manera profunda y duradera.

92 visitas
Valora la calidad de esta publicación
0 votos

Por favor, entra o regístrate para responder a esta publicación.

Publicaciones relacionadas
Adimvi es mejor en su app para Android e IOS.