Había una vez, en un reino lejano, una hermosa princesa llamada Eliana. Vivía en un majestuoso castillo rodeado de verdes jardines y altos muros, pero a pesar de toda su riqueza y belleza, la princesa se sentía sola y triste .
Un día, mientras paseaba cerca de un lago encantado que se encontraba en los límites del castillo, Eliana escuchó una extraña voz que la llamaba. Miró hacia el agua y vio a un sapo verde con grandes ojos brillantes que la observaba fijamente.
"Princesa Eliana", dijo el sapo, "sé que no esperas algo como yo, pero tengo algo que ofrecerte. Si me das un beso, romperás el hechizo que me ha transformado. Seré un príncipe de nuevo, y a cambio, te concederé un deseo."
La princesa, sorprendida, se acercó al sapo. En su corazón, sintió una mezcla de incredulidad y curiosidad. El sapo no parecía en absoluto como el príncipe que había imaginado, pero algo en sus ojos le decía que no debía rechazarlo.
Aunque temerosa, Eliana decidió actuar con valentía. Se inclinó y besó suavemente al sapo, esperando ver si la magia realmente funcionaba.
Para su sorpresa, el sapo comenzó a brillar con una luz dorada. La transformación fue rápida, y ante ella apareció un apuesto príncipe, con una capa real y una mirada de gratitud. El príncipe sonrió y se inclinó.
"Gracias, princesa Eliana. Has roto el hechizo que me había mantenido prisionero en ese cuerpo por años. Ahora soy libre, y te ofrezco mi gratitud y mi amor."
Eliana, asombrada por lo que había sucedido, no tardó en darse cuenta de que, aunque el príncipe era hermoso y gentil, su corazón no palpitaba con la emoción que había esperado. Había besado al sapo por un deseo de encontrar el amor verdadero, pero en su corazón sentía que algo faltaba.
"¿Qué deseas, princesa?", le preguntó el príncipe, notando la inquietud en su rostro.
Eliana miró al príncipe y respondió: "Lo que más deseo es encontrar un amor sincero, un amor que venga desde el corazón y no de un hechizo. No sé si ese amor se encuentra en un príncipe o en alguien más, pero lo que más deseo es que sea verdadero."
El príncipe, comprendiendo sus palabras, le sonrió con ternura. "Entonces, princesa, te ofrezco no solo mi amor, sino también mi amistad. Porque a veces, el amor verdadero comienza en la sinceridad y en el respeto mutuo."
Eliana, tocada por la sabiduría del príncipe, aceptó su oferta. Y así, aunque nunca fue un cuento de amor romántico como los de los cuentos de hadas, Eliana descubrió que el amor más importante es el que nace del respeto, la sinceridad y la amistad.
Con el paso del tiempo, el príncipe y la princesa se convirtieron en grandes amigos, y aunque su historia no fue la que ella había imaginado, Eliana encontró la felicidad en su propio corazón, sabiendo que el amor verdadero es un viaje que comienza con uno mismo. Y, en ese reino lejano, vivió rodeada de paz, sabiduría y un amor profundo que nunca dejó de crecer.