¿Aburrirse para ser feliz?
Hace 6 horas
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En la era de la inmediatez, donde cada notificación parece demandar nuestra atención, el aburrimiento se ha convertido en una rareza. Vivimos atrapados en un ciclo constante de distracción, buscando sin cesar algo que nos entretenga .

Pero, ¿y si te dijera que lo más valioso que puedes hacer por ti mismo es aprender a aburrirte?


Hace poco, me encontré atrapada en una rutina que, a simple vista, parecía llena de actividad. Redes sociales, notificaciones constantes y un teléfono móvil que siempre tenía algo que ofrecer. Pero me di cuenta de algo: mi vida se estaba volviendo aburrida, y no de la forma en que pensaba. Estaba dejando que mi felicidad dependiera de lo que veía en una pantalla, y al hacerlo, estaba perdiendo lo que realmente importaba.


Fue entonces cuando tomé una decisión radical: dejé mi smartphone de lado y me cambié a un móvil de teclas. Al principio, pensé que sería solo un experimento. Sin embargo, lo que ocurrió después fue una verdadera revelación. Al no tener acceso a las redes sociales, empecé a darme cuenta de lo mucho que me había estado perdiendo. De repente, me vi caminando sola, sin música ni llamadas, solo yo y mis pensamientos. El silencio, el espacio vacío, me permitió escuchar algo que hacía mucho no oía: a mí misma.


Fue este "aburrimiento" el que me llevó a plantearme preguntas fundamentales sobre mi vida. Preguntas como "¿a qué he venido a este mundo?" que, antes, nunca me habría cruzado por la mente. El aburrimiento, lejos de ser algo negativo, se convirtió en una herramienta poderosa para conectarme conmigo misma. Sin distracciones, sin escapatorias, pude reflexionar sobre lo que realmente me importa y lo que quiero crear en mi vida.


Lo más sorprendente fue darme cuenta de que el móvil no solo me distraía, sino que estaba limitando mi creatividad. Al estar siempre "conectada", había dejado de permitirme el lujo del silencio y de la calma. Ese espacio vacío es donde nacen las ideas, las reflexiones y las grandes decisiones. Aprendí que el verdadero descanso no está en mirar la pantalla, sino en mirar hacia adentro.


Lo que me llevé de esta experiencia es simple pero poderoso: el aburrimiento no es el enemigo, sino una puerta hacia una vida más auténtica y plena. Ahora, disfruto de esos momentos de quietud, de esas horas sin nada que hacer. Y lo mejor de todo: he descubierto que la felicidad no depende de las redes sociales ni de la validación externa, sino de la capacidad de estar presente, en el aquí y el ahora.

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