En el sombrío rincón digital de las redes sociales, no todo lo que parece ser popular es inocente. Los "Vultures", un grupo oscuro y perturbador que se alimenta de la tragedia ajena, han hecho de las tragedias humanas su alimento .
Pero, ¿quiénes son estos "Vultures"? Este fenómeno ha sido descrito como una forma retorcida de admiración, donde el morbo y la fantasía se entrelazan con la muerte. Un grupo de personas se siente atraído por las imágenes y videos de influencers que ya no están entre nosotros, aquellos que han sido asesinados o que desaparecen sin dejar rastro. Para ellos, estos videos son más que simples recuerdos: son fetiches macabros que se devoran con avidez.
El caso de Tania Guzmán es particularmente espeluznante. Tras un comentario inocente en un grupo de Telegram, la desaparición de Tania marcó el inicio de una serie de hechos que culminaron en un descubrimiento macabro: su cuerpo, junto a otras víctimas, enterrado en un pozo en el norte de México. Lo que comenzó como una broma oscura sobre "qué pasaría si una influencer estuviera muerta", terminó siendo una tragedia real y aterradora. A medida que la historia se desarrolla, el terror crece, ya que los mismos individuos que disfrutaron de los videos de Tania mientras estaba viva, ahora lo hacen aún más intensamente al saber que ya no está.
Este caso no solo nos recuerda la fragilidad de la vida en un mundo tan conectado digitalmente, sino que también pone en evidencia una peligrosa perversión que se esconde tras la pantalla. Un "buitre" llamado Nico Red Bull, que estuvo involucrado en los comentarios morbosos, se convierte en el principal sospechoso de la tragedia de Tania. ¿Era este individuo tan solo un espectador, o algo mucho más oscuro se ocultaba tras sus palabras?
La historia de Tania Guzmán es una de muchas, pero su caso resalta la verdadera oscuridad que se esconde tras el "morro" de las redes sociales. En un mundo donde la muerte se ha digitalizado, y el sufrimiento humano se convierte en entretenimiento, la línea entre la admiración y el horror se difumina peligrosamente.