Si nos comparamos con otros animales, pareciera que nacemos con una gran desventaja: indefensos, incapaces de sobrevivir sin ayuda y sin conocimientos instintivos como los que tienen una araña al tejer su telaraña o un potrillo al correr apenas una hora después de nacer. Pero, ¿y si esta aparente debilidad fuera en realidad nuestra mayor fortaleza?
A diferencia de otras especies, los seres humanos dependemos del aprendizaje para sobrevivir .
Los mamíferos, y en especial los primates, tenemos una estructura cerebral única que nos permite tomar decisiones, planear y modificar nuestro comportamiento según las circunstancias. En lugar de depender de respuestas automáticas, como hacen la mayoría de los animales, nuestro cerebro ha desarrollado la flexibilidad necesaria para aprender de la experiencia y de nuestro entorno.
Imagina una situación de peligro en la prehistoria: una serpiente acecha a un niño de la tribu. Mientras que el instinto natural de cualquier animal sería huir, un ser humano tiene la capacidad de analizar la situación, recordar conocimientos previos y actuar con inteligencia. Gracias a esta capacidad, no solo logramos sobrevivir, sino que también fortalecemos nuestros lazos sociales.
Nuestra necesidad de aprender nos ha llevado a desarrollar la cooperación, el altruismo y la comunicación. Desde pequeños, dependemos de los demás para aprender a hablar, a interactuar y a adquirir habilidades que nos permiten sobrevivir y prosperar. Esta interdependencia ha sido clave para nuestra evolución y éxito como especie.
Además, la curiosidad es otro de nuestros instintos más poderosos. Nos impulsa a explorar, descubrir y cuestionar el mundo que nos rodea. Nuestro cerebro incluso nos recompensa con dopamina cuando encontramos respuestas, lo que explica por qué el aprendizaje nos produce tanta satisfacción.
Mientras que otras especies han sobrevivido millones de años con comportamientos preprogramados, nosotros hemos conquistado el mundo –e incluso el espacio– gracias a nuestra capacidad de adaptación y aprendizaje.