Cuando pensamos en adicciones, solemos imaginar sustancias como el alcohol, el tabaco o las drogas. Pero ¿sabías que también puedes volverte adicto a actividades cotidianas como comprar, jugar videojuegos o usar el teléfono?
Las adicciones conductuales funcionan de manera similar a las de sustancias: generan compulsión, tolerancia, efectos dañinos y hasta síndrome de abstinencia .
Algunas de las más comunes incluyen: Ludopatía: la adicción al juego, que puede llevar a la bancarrota y la depresión. Adicción al azúcar: aunque no es oficialmente reconocida, hay evidencia de que genera compulsión y síndrome de abstinencia. Nomofobia: la incapacidad de separarse del celular, que se relaciona con ansiedad y baja autoestima. Adicción a las compras: gastar más de lo que se tiene, hasta caer en deudas y estrés financiero. Adicción a los videojuegos: cuando el tiempo de juego interfiere con responsabilidades y bienestar personal.
Pero ¿qué hace que algo se vuelva adictivo? La clave está en nuestro cerebro: el sistema de recompensa de la dopamina refuerza comportamientos placenteros, llevándonos a repetirlos una y otra vez. Además, factores psicológicos y sociales influyen en la facilidad con la que una persona desarrolla una adicción.
Si sientes que una actividad te está quitando el control, afectando tu vida o tus relaciones, no estás solo. Pedir ayuda es el primer paso para recuperar el equilibrio y disfrutar sin caer en el exceso.