La amabilidad es una virtud poderosa, pero ¿sabías que un exceso de amabilidad puede tener consecuencias negativas? Al igual que la sal, un poco de amabilidad mejora las relaciones, pero en exceso puede volverse perjudicial.
Si te has encontrado cediendo constantemente a las demandas de los demás, desde familiares hasta compañeros de trabajo, es posible que estés cruzando la línea entre ser amable y ser servil. La amabilidad es una elección consciente, mientras que el servilismo implica perder tu capacidad de decir "no", lo que puede llevarte a ser explotado, agotado y, lo peor, a descuidar tus propias necesidades.
El riesgo de ser excesivamente amable está en que los demás pueden percibirte como alguien fácil de manipular, o peor aún, pueden aprovecharse de tu buena voluntad .
Es esencial encontrar el equilibrio entre ser amable y proteger tu bienestar. Aprender a poner límites, decir "no" cuando sea necesario, y cuidar de ti mismo son habilidades fundamentales para evitar el agotamiento emocional y físico. Recuerda, ser amable no significa complacer a todos; también implica ser amable contigo mismo.
