Abres TikTok "solo por unos minutos", y de repente han pasado dos horas. ¿Te ha pasado? No es coincidencia .
Cada video corto libera una pequeña dosis de dopamina, el químico del placer, creando un ciclo de recompensa que te hace querer más y más. Pero hay un problema: mientras te acostumbras a esta gratificación instantánea, tu capacidad de concentración, memoria y pensamiento profundo se deterioran.
Estudios recientes muestran que el uso excesivo de TikTok afecta la corteza prefrontal, la parte del cerebro que regula la toma de decisiones y el autocontrol. ¿El resultado? Mayor dificultad para leer, estudiar, mantener conversaciones profundas o concentrarte en tareas largas. La vida real empieza a sentirse menos atractiva y la realidad digital se vuelve más tentadora.
Y no solo afecta la mente: el uso excesivo de redes sociales también está vinculado a mayores niveles de ansiedad, depresión e insatisfacción con la propia vida. La comparación constante con influencers que parecen tener vidas perfectas crea expectativas irreales y una sensación de fracaso.