Insulina y el coma diabético 
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En 1922, un grupo de científicos fue al Hospital General de Toronto, donde se alojaban a niños diabéticos en pabellones, a menudo 50 o más a la vez. La mayoría de ellos estaban en coma y morían de cetoacidosis diabética .

Otros estaban siendo tratados con una dieta extremadamente estricta, que inevitablemente conducía a la inanición. 


 


Este es conocido como uno de los momentos más increíbles de la medicina. Imagine una habitación llena de padres sentados junto a la cama esperando la muerte inevitable de su hijo. 


 


Los científicos fueron de cama en cama e inyectaron a los niños un nuevo extracto purificado: se llamó insulina. 


 


Cuando comenzaron a inyectar al último niño en coma, el primer niño inyectado comenzó a despertar. Luego, uno por uno, todos los niños despertaron de sus comas diabéticos. Una habitación de muerte y tristeza se convirtió en un lugar de alegría y esperanza. 


 


A principios de la década de 1920, Frederick Banting y Charles Best descubrieron la insulina bajo la dirección de John Macleod en la Universidad de Toronto. Con la ayuda de James Collip, se purificó la insulina, lo que la hizo disponible para el tratamiento exitoso de la diabetes. 


 


Ese mismo año, Banting, Collip y Best decidieron vender la patente de la insulina a la Universidad de Toronto por un dólar. 


 


Banting y Macleod ganaron un premio Nobel por su trabajo en 1923. 


 


Créditos fotográficos: Biblioteca y Archivos de Canadá

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