El arte de ser yo misma?
Hace 4 días
Tiempo de lectura aprox. :
3 min.
0 votos
Había una vez una joven llamada Laura, que siempre había vivido con una sensación de insatisfacción interna. Desde pequeña, se le había inculcado que el éxito era solo para aquellos que destacaban, para los que ganaban en cada área de su vida .
Sin embargo, Laura nunca se sintió completamente cómoda en su propia piel. A pesar de ser una estudiante destacada y tener una familia amorosa, sentía que algo le faltaba.

A lo largo de su vida, Laura había lidiado con dudas constantes sobre sí misma. Pensaba que su valor solo se medía por los logros externos: las notas, el trabajo perfecto, la admiración de los demás. Pero todo eso solo alimentaba un vacío que, por más que intentara llenarlo, no lograba desaparecer.

Un día, en medio de una difícil etapa, Laura decidió inscribirse en un taller de arte. Aunque siempre había sido creativa, jamás había considerado el arte como una forma legítima de expresión. Pensaba que solo los artistas profesionales podían hacer algo importante con sus manos. Sin embargo, algo en su interior la impulsó a dar el primer paso, sin expectativas, solo por curiosidad.

En ese taller, Laura comenzó a experimentar con la pintura. Al principio, no entendía mucho, ni sabía cómo expresar lo que sentía. Pero, a medida que pasaban las semanas, algo mágico comenzó a suceder. Los colores, las formas, las pinceladas fueron ganando significado. Cada trazo en el lienzo era una forma de liberar sus emociones, de poner en palabras lo que no podía expresar con la voz.

Durante ese proceso, Laura comenzó a comprender que la verdadera victoria no se encontraba en lo que los demás pensaban de ella, ni en las metas cumplidas o los premios obtenidos. Su mayor victoria fue la capacidad de ser vulnerable, de permitirse ser imperfecta y, sobre todo, de encontrar en su arte una forma genuina de conexión consigo misma.

El día que terminó su primera pintura, sintió una satisfacción que nunca había experimentado. No era una obra maestra, pero para ella, era un reflejo de todo lo que había aprendido sobre sí misma. Esa pintura no solo era un logro artístico, sino también una manifestación de su propio crecimiento personal.

Lo que más le sorprendió fue que no se trataba de ser la mejor en algo, sino de ser auténtica. La mayor victoria de Laura no fue ser reconocida por otros ni ganar premios, sino aprender a aceptarse tal como era. Con cada pincelada, había aprendido a amarse a sí misma y a valorar lo que realmente importaba: la conexión genuina con sus propios sentimientos y la paz interior que vino con ella.

A partir de ese momento, Laura entendió que la superación no siempre era un camino recto hacia el éxito exterior, sino una serie de pasos hacia adentro, hacia el descubrimiento de su propio poder. Y aunque nunca dejó de tener metas, ahora entendía que la verdadera victoria estaba en ser fiel a sí misma, en dejar de buscar la aprobación externa y abrazar su propia verdad.
180 visitas
Valora la calidad de esta publicación
0 votos

Por favor, entra o regístrate para responder a esta publicación.

Adimvi es mejor en su app para Android e IOS.