Los delfines han sido observados interactuando con peces globo de una manera muy peculiar. Al tocarlos suavemente con sus narices, el pez se infla y libera una toxina que, en dosis bajas, tiene un efecto narcótico.
Como resultado, los delfines parecen experimentar un "subidón" y se pasan el pez entre ellos, convirtiéndolo en una actividad social… aunque para el pobre pez globo, no es tan divertido.