Venciendo el eco del miedo?

Desde pequeña, Carla había sido una chica tímida, siempre con la mirada baja y el corazón acelerado cuando tenía que hablar en público o enfrentarse a nuevas situaciones. Su mayor miedo era no ser suficiente, que sus esfuerzos no fueran reconocidos, o peor aún, ser rechazada .

Ese miedo la acompañaba en cada paso de su vida, como una sombra que nunca la dejaba en paz.

A medida que crecía, ese temor se intensificaba. Durante su tiempo en la universidad, el miedo a hablar en clase la paralizaba. A veces, las preguntas más sencillas parecían una prueba imposible. Se decía a sí misma que nunca podría ser líder de un equipo o tomar decisiones importantes, porque ese miedo la hacía sentirse frágil, pequeña.

Un día, sin embargo, todo cambió. Recibió una invitación para hablar en una conferencia de estudiantes sobre el tema que más le apasionaba: el arte de la escritura. Al principio, se rió nerviosa ante la idea, pensando que era una broma. "¿Yo? Hablar frente a todos esos desconocidos?" Su corazón latía con fuerza solo de imaginarse en el escenario. Pero luego, recordó algo que su madre siempre le decía: "El miedo está en tu mente, no en el mundo que te rodea."

Carla decidió que esta vez no se dejaría vencer. Pasó semanas preparándose, escribiendo su discurso y practicando frente al espejo, aunque el miedo nunca desaparecía por completo. En el día de la conferencia, sus manos temblaban y su garganta estaba seca, pero no dejó que eso la detuviera. Cuando subió al escenario, todo se volvió un borrón de nervios, pero lo hizo. Comenzó a hablar, con la voz vacilante al principio, pero poco a poco, sus palabras se fueron fortaleciendo. A medida que hablaba, sintió algo increíble: una paz interna, como si el miedo se estuviera disolviendo.

Al final, recibió aplausos sinceros. Pero lo que más la sorprendió fue cómo se sintió al mirar a su alrededor. El miedo que había tenido durante toda su vida no la controlaba más. Había descubierto una fuerza dentro de ella que jamás imaginó que poseía. Aunque nunca dejaría de sentir un poco de nervios antes de hablar, ya no era algo que la frenara.

A partir de ese día, Carla decidió enfrentar todos sus miedos, uno a uno. Aprendió que no importaba cuán grande o aterrador fuera el desafío, su valentía siempre sería más fuerte que el miedo. Y, por primera vez en su vida, se sintió realmente libre.

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