Los océanos son los principales reguladores del clima del planeta debido a su capacidad para absorber y distribuir calor.
Absorción de calor: Los océanos almacenan grandes cantidades de calor del sol y lo liberan lentamente, evitando cambios extremos en la temperatura global. Corrientes oceánicas: Transportan calor de los trópicos a las regiones polares, influyendo en el clima de los continentes. Por ejemplo, la Corriente del Golfo calienta Europa occidental. Ciclo del agua: La evaporación de los océanos produce nubes y precipitaciones, regulando la distribución de agua dulce en la Tierra.
Aunque muchas personas asocian la producción de oxígeno con los bosques, los océanos generan más del 50% del oxígeno que respiramos.
El fitoplancton: Son organismos microscópicos que realizan fotosíntesis, produciendo oxígeno y capturando dióxido de carbono (CO₂). Regulación del efecto invernadero: Los océanos absorben alrededor del 25% del CO₂ que emiten los humanos, reduciendo el impacto del cambio climático.
Sin embargo, el exceso de CO₂ provoca acidificación oceánica, dañando ecosistemas como los arrecifes de coral.
Los océanos son el hogar de millones de especies, desde microorganismos hasta ballenas .
Arrecifes de coral: Conocidos como "las selvas del mar", albergan el 25% de la vida marina. Manglares: Protegen las costas y sirven de refugio para muchas especies. Fosas oceánicas: Las profundidades del océano esconden especies aún desconocidas para la ciencia.
Cada ecosistema marino juega un papel clave en la cadena alimentaria y el equilibrio de la vida en la Tierra.
Los océanos sostienen la economía global de muchas maneras:
Pesca y acuicultura: Millones de personas dependen de la pesca para su sustento. Sin embargo, la sobrepesca amenaza muchas especies. Transporte marítimo: Más del 90% del comercio mundial se transporta por mar. Turismo y recreación: Las playas, el buceo y el ecoturismo generan ingresos en muchas regiones costeras. Recursos minerales y energéticos: Los océanos contienen petróleo, gas y minerales esenciales, aunque su explotación puede causar daños ambientales.