Una de las cosas que más ha tumbado mi productividad y perjudicado mi salud mental en general es el tiempo que paso conectada a redes sociales, scrolleando infinitamente, consumiendo contenido que no me hace bien. Y me he llegado a sentir suuuper culpable por ello.
Pero, aunque si es mi responsabilidad cambiarlo, también puedo reconocer que la intención de estas apps es literalmente hacernos permanecer en ellas la mayor cantidad de tiempo posible .
Tomate un segundo para ver como son tus hábitos en tomo al teléfono ¿Cada cuánto lo usas? ¿Cuántas horas pasas en redes? ¿Cuándo lo agarras por primera vez en el día? ¿Lo usas incluso cuando no tienes algo en particular que atender?
Ya que conozcas un poco más sobre cómo es tu relación con tu teléfono, puedes hacerte consciente de cuándo es que Si lo quieres usar y para qué.
Establece límites realistas conmigo misma y metas alcanzables. ¿Cómo quieres que se vea tu relación con tu teléfono?
Es mucho más fácil cambiar un habito que cortar una conducta de tajo. Si ves que te cuesta trabajo simplemente dejarlo, intenta cambiar el tipo de contenido que consumes.
No se trata de cortar completamente el uso del teléfono, sino de saber usarlo como una herramienta para crecer, mejorar, conectar.
Una de las reglas no negociables que tengo en mi vida es que mi teléfono no se toca hasta después de haber meditado, intencionado mi día y conectado un poco conmigo. Y en la noche, lo tengo que dejar en otro cuarto antes de irme a dormir.
Hacer esto no solo te invita a tener una mañana consciente, sino que no sobre estimulas tu sistema nervioso desde temprano más productivo, paciente y con mayor concentración.
Mata el mito de que NECESITAS estar ahí. Te aseguro que con meterte un par de veces al dia a ver tus mensajes y contestarlos todos vas a estar lo suficientemente enteradx. Hazte el habito de solo checar tu teléfono si en verdad necesitas consultar algo, no por ocio.