El arte ha acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, desempeñando un papel fundamental en la expresión de ideas, emociones y creencias. A lo largo de la historia, ha servido como un reflejo de la sociedad, documentando la evolución de las culturas, sus valores y sus cambios a lo largo del tiempo .
Desde sus orígenes en la Prehistoria, el arte ha cumplido múltiples funciones. En sus primeras formas, sirvió como un medio de expresión simbólica, vinculado a rituales mágicos o religiosos. Con el paso del tiempo, fue evolucionando y adoptando nuevas formas y técnicas, influenciado por las civilizaciones que lo produjeron. En el mundo antiguo, el arte tenía un fuerte componente religioso y político, utilizado para representar dioses, reyes y figuras de poder. Durante la Edad Media, estuvo al servicio de la fe, mientras que en el Renacimiento comenzó a adquirir una dimensión más científica y humanista, reflejando la exploración de la perspectiva, la anatomía y el ideal de belleza.
En cada época, el arte ha respondido a los acontecimientos históricos y sociales, adaptándose a las necesidades y valores del momento. En los siglos XVII y XVIII, con el Barroco y el Rococó, el arte se convirtió en un vehículo para la exaltación del poder y el lujo, mientras que en el siglo XIX el Romanticismo y el Realismo comenzaron a retratar la emoción individual y la vida cotidiana de las personas comunes. Con la llegada del siglo XX, las tendencias artísticas rompieron con las formas tradicionales, dando paso a movimientos como el Impresionismo, el Expresionismo, el Cubismo y el Surrealismo, que exploraron nuevas maneras de representar la realidad y la imaginación.