En la vasta red de empresas que dominan nuestra vida cotidiana, pocas tienen una historia tan oscura y escalofriante como Nestlé. Lo que comenzó con una buena intención —la de mejorar la nutrición infantil— se transformó, con el paso de los años, en un imperio que ha arrasado con derechos humanos, recursos naturales y la dignidad de miles de personas alrededor del mundo .
Nestlé fue fundada por Henry Nestlé, un joven farmacéutico alemán que, preocupado por la alta tasa de mortalidad infantil debido a la mala nutrición, creó un alimento sustituto de la leche materna. Su misión era salvar vidas, pero lo que comenzó como un sueño altruista pronto se convirtió en un negocio global que, en su búsqueda de ganancias, comenzó a sacrificar principios éticos.
A lo largo de su historia, Nestlé ha sido acusada de prácticas sumamente cuestionables. En los años 70, la compañía fue responsable de una de las tragedias más grandes relacionadas con la alimentación infantil: la promoción de su leche en polvo en países en vías de desarrollo, donde miles de bebés murieron por malnutrición, deshidratación y enfermedades. ¿El motivo? La empresa incentivaba a las madres a reemplazar la leche materna con su producto, aun cuando las condiciones de higiene y educación en esas regiones no permitían un uso seguro de la fórmula. Nestlé no solo vendió un producto, sino que hizo todo lo posible para que las madres dependieran de él, pagando a médicos y hospitales para que promovieran su fórmula como la opción "más saludable".
Y esta no fue la única polémica. En los años siguientes, Nestlé se vio envuelta en una serie de escándalos que sacudieron al mundo. Desde el despojo de recursos hídricos en países en vías de desarrollo, hasta el trabajo infantil y forzado en las plantaciones de cacao. La empresa ha sido acusada de explotar a niños en África, y de trasladar recursos hídricos vitales en lugares como Pakistán y California para producir agua embotellada, vendiéndola a precios elevados mientras las comunidades locales sufrían la escasez.
A pesar de las numerosas demandas, investigaciones y boicots, Nestlé sigue siendo una de las corporaciones más poderosas del planeta. Hoy, sus productos están en casi todos los hogares, desde chocolates hasta cereales, agua embotellada y productos para la salud. Con más de 50 marcas a su nombre, Nestlé ha logrado una increíble diversificación, lo que hace casi imposible que sus negocios se vean afectados por las críticas o el rechazo de los consumidores. La historia de Nestlé es una lección sobre cómo la codicia puede corromper incluso las mejores intenciones.
En un mundo donde las grandes corporaciones dominan la economía global, es esencial que los consumidores se informen y reflexionen sobre el impacto que tienen sus decisiones de compra. ¿Estamos apoyando, sin saberlo, a una empresa que ha construido su imperio sobre la explotación y el sufrimiento de los más vulnerables? ¿O podemos, como sociedad, elegir productos que respeten los derechos humanos, el medio ambiente y los principios éticos? La historia de Nestlé nos invita a cuestionarnos qué tipo de empresas estamos dispuestos a apoyar y cómo nuestras elecciones de consumo pueden contribuir al cambio.