Hubo un tiempo en el que el 3D prometía revolucionar el cine, llevarnos a nuevas dimensiones y convertir cada película en una experiencia inmersiva. Pero… ¿qué pasó? ¿Por qué, después de tantos intentos, el 3D nunca logró consolidarse?
Desde sus inicios en el siglo XIX con el estereoscopio, hasta su auge con Avatar en 2009, el 3D ha tenido una historia llena de altibajos .
Las plataformas de streaming tampoco ayudaron. Netflix, Disney y HBO apostaron por tecnologías más accesibles, como el 4K y el HDR, dejando al 3D fuera de la ecuación. Y así, lo que parecía ser el futuro del cine terminó convertido en un truco pasajero.
Sin embargo, la historia no ha terminado. La realidad virtual y las pantallas sin gafas están abriendo nuevas puertas. Quizás el 3D no ha muerto… solo está esperando su momento para reinventarse una vez más.